CONRRADO

este peculiar personaje que de forma sorprendente y casi sobrehumana aparece año tras año sobre la arena del singular coso taurino mirobrigense. Conrado forma parte del Carnaval del Toro, desde que pisó nuestra ciudad hace más de medio siglo. Muchos no concebiríamos esta fiesta sin la presencia de este maletilla, único superviviente de aquella especie de superhombres que pateaba los caminos con la piel curtida por el sol, la lluvia y el frío, con el hatillo al hombro, como único equipaje, donde guardaban celosamente su gran tesoro: la muleta.Sólo nos queda uno de aquellos personajes míticos y lo tenemos en nuestra ciudad. Conrado, a sus 83 años, repite la proeza de desafiar al toro más fiero y más grande año tras año, cada vez más arriesgada, porque el tiempo es inexorable y no perdona, pero nadie podrá impedirle este ansiado encuentro y sentir con toda su intensidad la inmensa satisfacción que produce la desbocada pasión de un pueblo que le venera y le quiere. Conrado se resiste renunciar a lo que realmente le da fuerzas para seguir alimentando su vocación torera. Sigue soñando con el momento en el que su muleta drible la embestida del primer astado dejando en ese movimiento ‘conradino’, una muestra de sabiduría y poderío. Los graderíos vibran y se estremecen cada vez que el veterano maletilla tiende su trapo rojo rompiendo la fiera mirada del toro, para que humillado se doblegue y bese la arena junto a sus pies.Nunca buscó la gloria del dinero, porque en ese permanente contacto con la naturaleza, aprendió que la libertad era el tesoro más codiciado por la humanidad, algo que toda su vida ha puesto en práctica. Siempre ha hecho lo que realmente le apasionaba, sin desperdiciar un segundo, y sigue haciéndolo, por ello sería inútil tratar de convencerle y me gustaría, como a la gran mayoría de los mirobrigenses, porque Conrado es ya parte de nuestra ciudad, de nuestro Carnaval y no necesita demostrar ni exponer su vida en el coso de la Plaza Mayor.